
El ser indígena significa tener nuestra identidad cultural, nuestra lengua, nuestra vestimenta, pero NO la violación a Nuestros Derechos Humanos, NO la detención al desarrollo de nuestras comunidades, cuando aprendes y cuando luchas por alcanzar tu libertad, ves diferente la vida, yo aprendí a luchar por mi libertad y por eso hoy por hoy, mi libertad es lo más importante que tengo.
Esta lengua en la que les escribo, no es mi lengua materna, el español lo aprendí de grande, mi lengua madre es el zapoteco, pero tuve que arrebatarlo para que pudiera decir con voz fuerte, como lo sigo diciendo a lo largo de los años, que las mujeres indígenas queremos ser visibles, visibles con nuestra identidad, visibles con nuestra lengua, pero lo más importante visibles con nuestra capacidad, con nuestra inteligencia, de lo que queremos para nuestros entornos, queremos formar parte de nuestra comunidad, de nuestro estado, de nuestro país. Ser indígena es lo que nos identifica pero también nos hace iguales.
Desde que tengo uso de razón soy Rebelde, yo aprendí a hacer tortillas, aprendí a traer el leño, aprendí a levantarme antes del amanecer, pero para aprender cuáles son mis derechos y mis obligaciones tuve que salir de mi entorno hace más de 25 años, ese día mi corazón se dividió en dos, una parte se quedó allá en la montaña a 7 horas de la capital de mi estado, donde está mi historia, mi esencia, mi raíz, mi vestimenta, y la otra parte está conmigo, todos los días. Salí para poder entender por qué a mis no les gustaba lo que veían, ver que mi madre era la primera en levantarse y la última en dormirse, y que eso me correspondía a mi, porque era eso lo que nos tocaba a las mujeres.
Tuve que arrebatar a la vida algo que considero es la herramienta más poderosa para poder transformar lo que nos duele, la educación. Pero jamás responsabilizo a ese entorno en el que crecí, al contrario responsabilizo a las circunstancias, que son la pobreza y la marginación, pero es la pobreza y marginación de mente; porque cuando una mente no está educada tiene miedo a cuestionar, miedo a exigir pero sobre todo tiene miedo de decir cómo quiere las cosas, pero cuando una mente se educa, descubres qué es la libertad, sin negar tus raíces.
El 4 de noviembre representa el segundo momento de mi vida, el primero fue cuando salí de mi pueblo, para ser libre; este segundo fue cuando me dijeron que por ser mujer no podía ser autoridad de mi pueblo, ¿Qué ha cambiado? Mi lucha por que el uso y costumbre nunca esté por encima de los derechos humanos. Ha cambiado que el tema indígena no es un tema de vulnerabilidad, no es de ser menos, porque somos capaces de aportar para el desarrollo. No todo lo que acontece en las comunidades indígenas puede ser denominado “uso y costumbre”.
La constitución de los Estados Unidos Mexicanos, se refiere a estos como “Sistemas Normativos”, los reconoce como un componente de libre determinación y autonomía de los pueblos y comunidades indígenas, para resolver sus conflictos internos y para elegir a sus autoridades y representantes de acuerdo a sus propias formas de gobierno, pero en ambos se señala puntualmente que al aplicar estos preceptos se garantice la integridad y los derechos de las mujeres indígenas.
Después que me fuera negado mi derecho a representar a mi pueblo por ser mujer la CNDH emitió un informe especial sobre el caso, que existe un marco jurídico nacional y estatal que reconoce los derechos de los pueblos indígenas, a la vez que garantiza los derechos de las mujeres para la participación en la vida política pero que requieren precisión. El tema es que las mujeres ejerzan su derecho de votar y ser votadas, pero más importante sean visibles.
Tenemos que entender que la sociedad es de equilibrios, como sociedad nos necesitamos el uno al otro, pero tiene que partir de nosotras, por eso la mujer que más admiro es mi hermana, a ella la casaron a los 12 años a los 31 ya tenía 9 hijos y todos hombres, pero hoy todos ellos asumen su responsabilidad, la clave es la educación, para entender que los hombres no son más ni menos, simplemente todos tenemos que luchar por nuestras oportunidades, y si no, es necesario arrebatarlas. Romper paradigmas culturales no es fácil, pero ver a las mujeres de mi comunidad votando, formando la mitad del cabildo municipal, haces un recuento de todo lo caminado, vale la pena, aún falta mucho pero ya son visibles y vamos avanzando.
Tenemos que asumir las responsabilidades de nuestra libertad, yo entendí que lo tenía que hacer porque nadie iba a modificar la reforma y el vacío legal de la autonomía de mi pueblo, el “uso y costumbre” porque no había una ley que me protegiera, hoy puedo hablar de una reforma a la Constitución de mi Estado, una reforma a la Constitución a mi país, ya no va a ser para mi, es para las mujeres que vienen y eso es lo que me queda, hacer consciencia, hacer esa revolución de consciencia para todas y para todos.
Foto recuperada de México Unir