
De un club de estriptís a los teléfonos de activistas, periodistas y civiles. La campaña de espionaje de la actual administración trasciende cualquier lindero incluso aquellos instaurados en la ley.
Corría el mes de marzo de 2011, casi al final de la tan sangrienta y fallida guerra contra el narcotráfico que enarboló el presidente en ese entonces Felipe Calderon junto con su administración. México no contaba con un sistema de inteligencia propio que le facilitará la obtención de información crucial para la desarticulación de células delictivas y la persecución y exterminio de las filas del narcotráfico, cabe recordar que hasta ese entonces nuestro país dependía ciegamente de la inteligencia norteamericana para poder seguir haciendo efectivo el plan en contra de los grupos de la delincuencia organizada que se encontraban en constante combate con las fuerzas armadas.
De acuerdo con una investigación de The New York Times, México necesitaba desesperadamente una tecnología fiable que le permitiera intervenir los dispositivos BlackBerry, los cuales eran los preferidos de los cárteles de la droga en la época.
La presión y el deseo por no tener que estar sujetos a ninguna agencia de inteligencia americana, incentivo al gobierno mexicano a entablar conversaciones con la compañía dueña y responsable del desarrollo del software de ciberespionaje “Pegasus” (NSO Group) con sede de operaciones en Tel Aviv, Israel, esto mediante el ejército mexicano. De acuerdo con los testimonios dados al periodico neoyorquino por los involucrados en las negociaciones que un alto funcionario de la milicia mexicana con rango de general acompañado por su comitiva, dirigió a los representantes de la citada empresa a que se reunieron en un cabaret de la ciudad de méxico, posteriormente una vez desalojado el lugar, comenzaron las conversaciones. Y fue así que, como dice la canción:“Fue en un cabaret” por la Sonora Santanera, que entre copas y mujeres bailando sobre las mesas fue que el ejército mexicano gestiono la compra del instrumento tecnológico más letal en deterioro de la privacidad de los Mexicanos.
Esta misma investigación se ha basado en entrevistas, documentos y pruebas forenses de teléfonos infectados con este spyware (software dedicado a la recopilación de datos e información de dispositivos particulares sin autorización previa para reenviarlas al servidor de un tercero), las pruebas muestran los intercambios secretos que volvieron a México el primer cliente de Pegasus, y no solo eso, también muestra toda la información recopilada que ha arrojado que nuestro país se ha convertido en el usuario mas prolifero del sistema de espionaje Pegasus, este programa a convertido a México en el país que más interviene en la privacidad digital no solo de sus ciudadanos sino de extranjeros de igual manera. Entre las víctimas del tan aterrorizante software espía, se incluyen periodistas, opositores políticos, organizaciones no gubernamentales y defensores de derechos humanos.
Durante las pasadas administraciones y hasta la fecha, el gobierno de México ha gastado más de 60 millones de dólares en la implementación de Pegasus como software de facto para la ejecución de labores de espionaje no solo a grupos delictivos o narcotraficantes, sino a la sociedad en general. Entre las instituciones que compraron Pegasus se encontraron El Ejército, la oficina del fiscal general y el Centro de Investigación Seguridad Nacional (CISEN).
En conformidad con los datos proporcionados por el ejército mexicano, el sistema de spyware pegasus, fue utilizado entre el 2011 y 2013 con fines de seguridad nacional, no obstante según investigaciones realizadas por Citizen Lab (“laboratorio con base en Canadá”, enfocado en el estudio de la seguridad y la privacidad en línea, la censura de internet y la vigilancia cibernética), la implementación de Pegasus en nuestro país continúa siendo recurrente hasta la fecha. No obstante, una de las noticias que más causó revuelo fue el uso de este spyware en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero. Se tiene información que en esa misma noche el ejército tenía intervenidos teléfonos de los presuntos responsables de la desaparición de los normalistas y aun así no hizo nada para evitarlo.
A pesar de todos los bemoles que ha traído consigo el programa de espionaje Pegasus, no solamente se ha utilizado para atacar a la sociedad civil, de igual forma el programa se ha sido usado para luchar contra la delincuencia, coadyuvando a desarticular redes de abusos a menores y a detener a figuras de alto calibre, como Joaquín Guzmán Loera alias “El chapo”, empero esto no ha eximido que el uso malogrado de esta herramienta, haya terminado siendo manipulada por gobiernos con el fin de espiar y reprimir a defensores de los derechos humanos, activistas, periodistas y otros ciudadanos activos en protestas sociales trascendentales.
Si volteamos a ver un poco al 2018 podemos vislumbrar como el actual representante del ejecutivo federal, Lopez Obrador, prometió no permitir que la ciudadanía y en particular aquellos que velaban por la permanencia del Estado de derecho, la democracia y las cuestiones sociales fueran espiados por el ejército, debido a que él mismo había sido objeto de ciberespionaje en repetidas ocasiones con anterioridad. Con relación a los datos filtrados hace ya varios meses por un grupo de hackers autodenominados Guacamaya Leaks, existe una serie de correos electrónicos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), donde se detalla cómo el Estado mexicano por medio de las fuerzas armadas se encargó de plantar este spyware en varios dispositivos pertenecientes a activistas defensores de derechos humanos, periodistas altamente amenazantes por la información sensible que poseían sobre los actos de violencia extraoficiales de la misma milicia, y demás civiles que representaban una amenaza al gobierno y a las fuerzas castrenses.
Para poner en contexto esta macabra historia de espionaje, hay que voltear a ver a las administraciones pasadas, todo comenzó en el gobierno de Felipe Calderon bajo la justificación de la lucha contra el narcotráfico, posteriormente con la entrada del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, en donde se planeo cambiar los paradigmas de violencia y pasar a un periodo de estabilidad y paz, no obstante durante este periodo hubieron diversos casos de ciberataques a varios miembros de la sociedad civil influyentes en la opinión pública; aunado a ello se cuenta con información derivada de la misma investigación conducida por el Times que de igual forma justo después de que el mandatario asumiera la presidencia en 2012, dos agencias gubernamentales aparte del Ejército adquirieron el sistema de cibervigilancia: la oficina del fiscal general y el CISEN, según funcionarios mexicanos y tres personas que conocen los contratos.
Ahora bien a pesar de saber la injerencia de dicho sistema en la vida cotidiana de los mexicanos, es crucial entender el funcionamiento holístico del software Pegasus, ya que este cuenta con características particulares que ponen incluso en estado de vulnerabilidad los parches y firewalls más avanzados establecidos por las compañías de mensajería instantánea a través de los sistemas de encriptación end-to-end (de extremo a extremo). Este programa avanzado de espionaje tiene la capacidad de infiltrarse en los teléfonos y en una gama de dispositivos móviles con el propósito de monitorear diversos aspectos de la vida cotidiana de una persona, como llamadas, mensajes, correos electrónicos, contactos y calendarios. Además, puede utilizar el micrófono y la cámara del teléfono para espiar. Una de las características más llamativas de este malware, de acuerdo con Natalie Kitroeff y Ronen Bergan, autores del reportaje del Times, es que puede grabar las pulsaciones del teclado, incluso en aplicaciones cifradas, ya sea Whatsapp, Telegram,iMessage (para usuarios de Apple), entre otras. Prácticamente podemos concluir que Pegasus convierte los celulares y demás dispositivos portátiles en un arma de destrucción total a la privacidad de los mexicanos.
NSO Group, empresa detrás del software, ha asegurado en multiples ocasiones que solo vende este sistema avanzado de espionaje a gobiernos a fin de combatir el terrorismo, el crimen organizado y los cárteles de la droga. Sin embargo, la herramienta ha sido utilizada para espiar a personas que no están relacionadas con dichas actividades, lo cual ha causado enojo y pronunciamientos por parte de los afectados.
Según tres testigos familiarizados con el procesos de instalación en los servidores del ejército, en septiembre de 2011, alrededor de unos 30 empleados de NSO, la mayoría del personal de la empresa, volaron a México para instalar y probar Pegasus, así como para capacitar a un equipo de unos 30 soldados y oficiales mexicanos acerca del funcionamiento operativos de la herramienta de espionaje, la unidad mexicana elegida para operarlo se llama Centro Militar de Inteligencia, de la cual se sabe muy poco al respecto, ya que se dice que es una rama hermética del ejército de poco acceso público.
Todo el alboroto que ha causado este programa malicioso no ha pasado desapercibido en el plano internacional, ya que el mismo presidente Biden y su gobierno incluyeron en la lista negra a NSO Group. No obstante esto no significa que Washington condene la implementación del uso indebido de este programa por parte de gobierno mexicano, ya que las críticas hacia el gobierno del mandatario mexicano podrían terminar por tener una contundente repercusión en la agenda migratoria bilateral entre ambos países, es por ello que nuestro vecino del norte se ha mantenido al margen en cuanto a Pegasus se refiere.
Con toda la información anteriormente proporcionada podemos deducir que el presidente ha tenido conocimiento de las operaciones, puesto que es el comandante supremo de las fuerzas armadas tal cual lo instaura el artículo 89 constitucional. Además, el artículo 76, fracción IV, de la misma ley suprema, establece que el Presidente debe informar al Congreso de la Unión sobre el estado que guarda la administración pública del país, incluyendo las acciones emprendidas por las Fuerzas Armadas en el ejercicio de sus funciones.
Por lo tanto, aunque no existe disposición alguna que establezca que el Presidente debe estar informado de las acciones que emprenda el Ejército Mexicano, su función como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas implica que debe conocer de sus actividades y tomar decisiones informadas en relación a su uso.
En México, el artículo 16 de la Constitución Mexicana establece que nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento. Es por ello que la violación a la privacidad de aquellos que han sido espiados es flagrante, ya que ninguno de los casos registrados hasta el momento, se han solicitado ordenes judiciales para proceder al uso del programa Pegasus.
En cuanto a las funciones del ejército en materia de seguridad, el artículo 129 de la Constitución establece que el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea tienen como tarea primordial la defensa de la integridad, la independencia y la soberanía de la nación, y en todo momento estarán subordinadas al poder civil.
En concordancia con la Ley de Seguridad Nacional, establece las bases y procedimientos para la coordinación entre las autoridades de los tres niveles de gobierno en materia de seguridad nacional, y en el caso de la intervención de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, se deben observar los principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto a los derechos humanos.
Sin embargo, es importante destacar que el espionaje o la vigilancia ilegal a ciudadanos está prohibido por la Constitución y las leyes que emanan de esta. Cualquier tipo de intervención en la privacidad de las personas debe estar fundada en un mandamiento judicial que garantice el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.
A título personal, considero que por desgracia el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales por parte del ejército mexicano se pueden catalogar como la utopía perfecta tan lejana e inverosímil como cualquier fantasía plasmada en fábulas, está demás mencionar que con el gobierno en palacio nacional, el ejército ha tomado más responsabilidades de vigilancia policial, control de puertos, aduanas, labores de construcción (como el nuevo aeropuerto AIFA en la ciudad de méxico, o la línea ferroviaria del tan aclamado tren maya) e incluso la distribución de medicamentos y los procesos de inoculación. Es indudable que la cantidad de efectivos desplegados en todo el país está en su punto más elevado de la historia reciente. Las atribuciones encubiertas como la falta de claridad por parte del gobierno federal, ha provocado la indignación y furia de los mexicanos, el deseo insaciable de la actual administración de desaparecer órganos autónomos descentralizados como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) entre otros 17 más imposibilitan la rendición de cuentas del gobierno federal en aspectos varios como asuntos de seguridad nacional y la transparencia en el uso continuo de recursos públicos.
En suma, podemos observar como las promesas de campaña solo quedan en eso, “actos de proselitismo sucio” y que las realidades terminan por ser lo más distante a las ideologías partidistas del candidato en cuestión, hoy vemos un presidente con tintes despóticos y autoritarios que se aferra a una política militarista donde la comandancia de una cantidad inimaginable del fuero civil poco a poco van emigrando al fuero militar. A veces uno mismo se convierte en el propio reflejo del enemigo que se pactó erradicar, en varias ocasiones las promesas son el motor de una maquinaria maquiavélica de mentiras, amenazas y miedos que se disfrazaron en algún momento de esperanza, progreso y bienestar, hoy México enfrenta un desafío gigantesco, erradicar al ejército de las casas, celulares, computadoras y sobre todo de las calles, solo hace falta recordar que alguna vez el tan controvertido Fidel Castro (Lider politico y revolucionario cubano) mencionó: “La peor forma de corrupción es el abuso del poder militar en la política interna del Estado”, y justamente esas misma palabras se las terminó llevando el viento.
Bibliografía
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Software espía Pegasus se usó durante gobierno de AMLO, revela investigación. (2022, Octubre 03). Expansión Política. Recuperado el 26 de Abril, 2023, de https://politica.expansion.mx/mexico/2022/10/03/software-pegasus-se-uso-durante-gobierno-de-amlo-revela-investigacion